AMORES DE VERANO

Mañana en el museo: Rosana Pastor, Sole Giménez y la cultura después de las listas negras

27/08/2017 - 

VALÈNCIA. El Museo de Bellas Artes de València (“segunda pinacoteca de España”, se escucha frecuentemente como tonadilla) luce sus obras en un momento decisivo, otro más, de su historia reciente. En una de las salas -escoltadas por obras de Salvador Maella o Vergara Gimeno- la cantante Sole Giménez y la actriz Rosana Pastor comienzan a hablar, de su oficio pero también de su visión política, solapándose como se solapan las dimensiones que nos conforman. Pastor, de Alboraia, es diputada por Unidos Podemos. Giménez, nacida en París, de Yecla a València, mastica todavía su último disco, Los hombres sensibles.

Son las 11.30 y en el interior de la sala hace frío como en un frigorífico para alimentos sublimes. 

Sole Giménez: Entre nosotras nos conocemos pero poquito, ¿no? De vernos aquí y allá… Me gustaría conocerte más. 

Rosana Pastor: Tengo la sensación de que las veces que nos hemos encontrado tú y yo siempre ha habido ese tipo de inexplicables conexiones que hay entre las personas, una conexión invisible por desarrollar.

Sole Giménez: Una amistad pendiente.

Rosana Pastor: Además las dos hemos dado un paso por la implicación en la política, no somos mujeres que hemos decidido quedarnos en la barrera. 

Sole Giménez: ¡Tú más que yo! Pero es que siempre he creído que no podemos pasar de puntillas por la vida como si la cosa no fuera con nosotras. No creo que yo tenga un perfil político muy marcado, pero me invitaron a formar parte del Consell Valencià de Cultura, y me invitó un partido al que soy bastante afín, el PSOE. No soy militante de ningún partido, soy muy rebelde, pero me pareció que desde el Consell se pueden hacer muchas cosas, llamar la atención por ejemplo sobre el poco presupuesto que tiene este museo, la segunda pinacoteca de España, al que el gobierno central no le da la importancia que tiene. Hay que implicarse para que las cosas mejores. 

Rosana Pastor: Cuando era una adolescente, con catorce o quince años, en las fiestas de mi pueblo, Alboraia, iba repartiendo panfletos por la defensa de la lengua valenciana… La implicación la he tenido siempre, pero se incrementa especialmente en el rodaje de Tierra y Libertad (Ken Loach, 1995). 

¿Qué ocurrió en ese rodaje?

Rosana Pastor: Kean Loach no eligió a los actores y a las actrices por su currículum o por su aspecto, lo hizo tras hacer unas improvisaciones en las que te da un tema y tú debes defender ese tema con tus propias palabra. Escoge a gente que sabe que con sus palabras tendría argumentos para contar su personaje. La película me da la posibilidad de entrevistarme con mujeres cuyos maridos del bando republicano murieron en el Frente, compartir vivencias con gente que había estado ante un pelotón de fusilamiento hasta tres veces como Joan Rocabert… Conocer nuestro pasado no tan lejano me impactó. A veces siento como una parte de mí hubiera vivido todo aquello, como si hubiera estado allí verdaderamente. La memoria está soterrada en muchos cementerios, en muchas fosas comunes en cunetas y montes, esa memoria es necesario recuperarla. A mucha de esa gente la mataron por significarse por el orden establecido que la ciudadanía había elegido. Cuando hay gente que dice que desenterrar la memoria aviva el odio… lo que aviva el odio es no saber de dónde venimos, ni quiénes somos, tener a los parientes tirados en cualquier lado sin dignidad. 

Sole Giménez: Soy de Yecla, aunque naciera en París y viva aquí vengo de Yecla, y allí mi familia era humilde, mi abuelo sufrió cuatro años de prisión después de la guerra. Entre mis abuelos nunca se hablaba de ello, jamás, pero estaba implícito. Luego mi tío, que estaba en el Partido Comunista, tuvo que huir a Francia y mi padre le siguió, por eso nací allí. Nunca se ha hablado directamente pero nos ha marcado a todos. Al final hace que te cuestiones las cosas, que sepas que la justicia siempre está de una parte.  

¿Cómo afecta a la carrera artística? 

Sole Giménez: Tengo que hacer lo que creo que tengo que hacer, intento tener un camino en coherencia con tus propios gustos, eso te trae unas cosas y te quita otras, quizá me convierte en rara avis ante discográficas o… Y mi postura política por supuesto me ha traído consecuencias, me metió en la lista negra. Aposté por un presidente, Zapatero, y eso me pasó una gran factura profesional. Vivimos en el país que vivimos. Tenemos mucho pudor los españoles ante las opiniones políticas de los demás. A mí me han dicho: tú dedícate a lo que te dedicas y cállate. ¿Cómo? Es que yo antes de cantante soy persona. Cuando hablo de feminismo nadie me dice que me calle, cuando hablo de ecología nadie me dice que me calle, pero cuando digo que las políticas de izquierdas me parecen más justas para la sociedad, entonces sí. Y van y te dicen que te calles. Pues mira, no me voy a callar, no debo callarme.  

Rosana Pastor: Yo estaba apuntada en esa lista negra a sangre y fuego. Vivía en Madrid y cuando regreso a València, porque quería que mi hijo se criara aquí, siempre utilizaba una frase: estoy exiliada en mi tierra. Porque estaba en el top ten de la lista de gente con la que no había que contar. El partido político que durante tantos años ha regido los destinos de todos impuso un silencio alrededor de quienes no pensábamos como ellos, que éramos incómodos. Me ha resultado muy difícil, en este tiempo no trabajaba en absoluto en teatros valencianos. Más allá de que gustara o no, ¿este país se puede permitir prescindir de una actriz con una trayectoria como la mía?, pensaba. Evidentemente que se lo ha permitido. He pasado diez años viviendo aquí con muchas dificultades. Para trabajar tenía que irme fuera. Muchas veces decía, si yo fuera de Badajoz quizá la gente aquí me tomaría más en cuenta. 

¿Y qué ha cambiado desde hace un par de años?

Sole Giménez: La voluntad es completamente diferente, pero el deterioro de estos años ha sido tan profundo que hasta los cimientos han desaparecido, hay que reconstruir. 

Rosana Pastor: Si me permites te diría que hemos sido un pueblo que ha construído pocos cimientos. Se tuvo la oportunidad de hacer cosas con el anterior gobierno socialista y se fue tímido, quizá porque tiene que ver con la idiosincrasia de estas fiestas nuestras y los fuegos artificiales, una explosión de belleza que desaparece. Hemos construído pocas bases para que, gobierne quien gobierne, permanezca. Por ejemplo esta pinacoteca, como decías, si estuviera en cualquier otra comunidad tendría muchas más ayudas estatales porque sus gobernantes estarían pidiendo por ellas mucho más tiempo… No hemos tenido suerte con nuestros políticos a la hora de contribuir a vertebrar a través de nuestra cultura, nuestra lengua, nuestras tradiciones. 

Sole Giménez: El español, en general, se vanagloria poco de sus artistas, de sus escritores. Y cuando un país se mueve por envidias lo que acaba pasando es que acaba gobernado por mediocres, porque el que destaca sufre tantos ataques que cae, el que resiste es el mediocre. El mediocre no quiere que destaque nadie porque entonces se le ven sus defectos. 

Rosana Pastor: Recuerdo lo que decía Lorca: un país que no defiende su cultura si no está muerto, está moribundo. Y no olvidemos que al poder siempre le ha venido bien tener a la gente aletargada, sobre todo a través de la televisión. Cuando comenzó la televisión valenciana, yo estaba actuando en una comedia de mucha calidad, Benifotrem, cada capítulo en un pueblo. Y en esas me encontré con la compositora Matilde Salvador. Me preguntó qué hacía, y yo, como excusándome, le dije: estoy haciendo una comedia, un producto ligero, es que es para televisión… Y ella me dijo una cosa que siempre tengo presente: “Rosana, al poble quan li donen palla menja palla, i quan li donen blat menja blat”. La televisión es básica para la educación, con el audiovisual narras, cuentas la realidad. Es importantísimo que se tome conciencia de qué modelos de hombres y de mujeres estamos dando desde la televisión. 

Sole Giménez: Porque se denigra incluso la imagen del hombre...

Rosana Pastor: Contribuye a perpetuar de la dominación sexista y eso acaba finalmente en la violencia, la violencia machista se alimenta de un patrón que va filtrándose poco a poco desde muy pequeños, potenciado por las imágenes que vemos. Debería existir una regulación amplia que marcara las directrices. 

Sole Giménez: El problema no es solo de regulación, el problema es que se lo permitan a sí mismos. Me sorprende que en 2017 veamos anuncios así de escandalosos para la mujer. ¡cómo hay directivos que se permiten a sí mismos aceptar eso!

Rosana Pastor: Pero si no puedes confiar en la autorregulación ha de haber por encima una regulación a modo de paraguas, que deje claro que no cualquier cosa sirve para vender y conseguir tu objetivo. 

Sole Giménez: Vivimos con una especie de venda en la que no nos damos cuenta del machismo que impera. También buena parte de los hombres miran esta realidad y dicen ‘esto qué es, no me siento representado’, de ahí que mi último disco se llame Los hombres sensibles

Rosana Pastor: Pero luego cuando se sientan en los consejos de administración...

Sole Giménez: Igual no son esos mismos hombres. 

Rosana Pastor: Tal y como estamos no podemos confiar solo en la educación, es una solución a muy largo plazo, debemos tomar medidas para determinar ciertos códigos de comunicación. 

Sole Giménez: Si ya los hay, pero no se llevan a cabo. Leyes para regular la igualdad ya las tenemos, pero no se cumplen. 

Rosana Pastor: No podemos poner el acento en la capacidad de la sociedad para reconocer los errores. Cuando se nos está bombardeando con mensajes desde la publicidad, desde los medios, hay que regular. Si no cómo le vamos a pedir a la sociedad que se percate… Al final vamos a que ha de haber voluntad política. Por ejemplo el Congreso de los Diputados para empezar se sigue llamando Congreso de los Diputados a pesar de que allí ya somos unas cuantas diputadas… Un día voy al registro y la funcionaria estaba hablando por teléfono y le dice a su interlocutor: discúlpame, te tengo que dejar que tengo aquí delante a un diputado. No me salieron las palabras pero me quedé pensando: oiga, que soy una diputada. Es un lenguaje pensado en clave cien por cien masculina. Cuando tomo un taxi siempre digo “al Congreso” y el taxista me pregunta “¿al Congreso de los Diputados?” “Sí, y de las diputadas”. En el Congreso queda mucha gente que cree que las mujeres somos una novedad pasajera, que cree que la gente joven no está preparada para estár ahí… 

Sole Giménez: Y que creen que ellos están en el poder de la verdad. Está cambiando tanto la sociedad, nuestra manera de relacionarnos, que quienes mandan no pueden quedarse atrás, deben entender esos cambios. 

Llegados a este punto, ¿cómo os sentís como profesionales?

Sole Giménez: Una superviviente, la verdad. Con la satisfacción de haber ejercido mi libertad, o al menos intentarlo. Contenta por haber hecho este disco con hombres maravillosos… Me gusta pensar que soy bastante libre de pensamiento. 

Rosana Pastor: He hecho un viraje profesional, he dejado el motor de mi vida que era la interpretación, también como directora, para embarcarme en la política. Me siento privilegiada porque me ha ocurrido a una edad en la que la vida te da pocas sorpresas a nivel profesional. Mucha gente me pregunta si no echo de menos hacer películas, actuar… Y sí sentí que no tenía la posibilidad momentánea de subirme a un escenario cuando estaba viendo la obra de teatro Incendios, hace poco en el Teatre Principal. 

Hacednos una recomendación cultural para los últimos días del verano.

Rosana Pastor: Me adelanto. He visto dos películas, dirigidas por mujeres jóvenes, interesantísimas. Son Júlia ist y Verano 1993.

Sole Giménez: El libro Silencio, del maestro budista Thich Nhat Hanh. Un antídoto contra todo ese ruido que nos rodea.

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