crecen los valores sociales 

Las habilidades blandas, un valor en alza en las empresas

26/12/2017 - 

VALÈNCIA. Capacidad para adaptarse a los cambios, trabajar en equipo, comunicar bien o ser creativo son habilidades que están en alza en el ámbito laboral. Todas las referidas se incluirían dentro de lo que se conoce como soft skills o habilidades blandas, frente al grupo de las hard skills, habilidades duras que se relacionan con la formación, el conocimiento y la capacitación técnica de los trabajadores. 

Ambas categorías son necesarias y se complementan, pero mientras que, a aquellos que atesoran solo conocimientos técnicos para el desarrollo de una actividad se les presuponen pocas probabilidades de ascenso y diferenciación, a las personas que suman la inteligencia social o emocional se le atribuyen roles de liderazgo y de gestión de equipos. “Todo hard necesita un soft ‘diseñado’ a medida, que lo gestione, que lo lidere y acompañe hasta la consecución de los objetivos”, dice Ignasi Alcalde, consultor  y docente en transformación digital, innovación y visualización de datos.

Una investigación de la Universidad de Harvard indica que el 85 % del éxito en el desempeño de un profesional se debe al buen desarrollo de sus habilidades blandas. Por otro lado, un estudio publicado en Linkedin por  el economista Guy Berger, establece que las habilidades blandas más demandadas por las empresas son, en este orden: comunicación, organización, trabajo en equipo, puntualidad, pensamiento crítico, sociabilidad, creatividad, relaciones interpersonales, facilidad de adaptación y ser una persona amigable.

Hay industrias y departamentos donde el cultivo de estas capacidades parece más valioso que en otras, sobre todo en aquellas que entran en contacto directo con el cliente. Empresas relacionadas con la restauración, la salud o las ventas requieren de perfiles profesionales empáticos, pero se equivoca quien piensa que en puestos más técnicos, como los especialistas en los campos de STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), pueden prescindirse de las habilidades sociales. Menos en la nueva economía y su ritmo de cambio que exige la inmediata adaptación y cohesión de los equipos.

Menos ‘cracks’ y más trabajo en equipo

“Colaborar y saber trabajar en equipo es hoy fundamental en todos los ámbitos”, sostiene Álvaro López-Cotelo, manager en Ironhack en Madrid. Lo suyo es un centro de formación donde, bajo el formato de un bootcamp, capacitan a jóvenes de todo tipo en la creación digital, tanto en programación como en diseño. 

Antes de admitir a los alumnos en Ironhack los someten a una doble prueba. La primera consiste en una entrevista personal donde se valoran habilidades del aspirante como la adaptabilidad, tolerancia a la frustración o resistencia, seguido de una prueba técnica en la que se miden las destrezas duras. Ya en el aula, se propicia un clima de cooperación planteando proyectos conjuntos. “Aquí no hay competitividad ni metas. No existe un sistema de calificaciones que indique que un alumno es más brillante que otro, de lo que se trata es de sacar un proyecto adelante y si hay que pedir ayuda para desatascarlo no pasa nada”, dice López-Cotelo.

Eduardo Alarcón, fundador de Tokylabs, también es un apasionado de la habilidades blandas, sobre todo de la motivación, a la que define como “un estado mental deliberado”. Está convencido de que “una persona motivada es capaz de aprender cualquier cosa y convertirse en un buen profesional”. Alarcón triunfa con una startup radicada en Shanghai (China), donde introduce a los niños en el mundo de la programación y la robótica. Su forma de enseñar es haciendo, vinculando la tecnología con la creatividad. La motivación la inculca demostrando a cada niño que es capaz de materializar cualquier idea que conciba, pero reconoce que le cuesta introducir en el aula valores sociales.

Pero lo cierto es que pocos sistemas educativos se preocupan por este tipo de enseñanzas. “Lamentablemente, no son valores que se potencien desde pequeños, todo lo contrario. A los niños sensibles se les considera débiles, a los que creativos que se salen de lo común y buscan otras salidas se tildan de raros... tengo esperanzas de que esos patrones desfasados empiecen a cambiar”, declara Beatriz Alonso Álvarez, traductora y copywriter en Hello minitrebol.

Los equipos ‘cañeros’ de las 'startups'

Pero es en el caso de las startups, muchas de ellas integradas por perfiles mayoritariamente técnicos, donde parece que urge más el cultivo de las habilidades blandas. “Si no amas lo que haces, fracasarás”, aludiendo al riesgo de tirar la toalla cuando las cosas se complican y las horas de trabajo son demasiadas, por eso, una de las principales preocupaciones de las startups es identificar trabajadores integrales, no sólo a buenos profesionales, sino también que comulguen con la filosofía y la cultura de la empresa. Se les pide mentalidad abierta, optimismo, disposición para viajar, capacidad de autoaprendizaje, proactividad…vamos, lo que podría resumirse como un equipo cañero. 

Sin embargo, en opinión de Juan Prego, socio director de Actitud Creativa, tres son las principales habilidades blandas que deben dominar en las startups: la empatía, la creatividad y la capacidad de comunicación. “La empatía porque es lo que les va a permitir ponerse en los zapatos de los clientes y dar con el producto o la solución adecuada. La creatividad porque el uso de las tecnologías ya está al alcance de casi todos y sólo la manera de aplicarla y los fines puede distinguirles de la competencia con algo novedoso. En cuanto a la comunicación, es clave no sólo para contar bien a la sociedad lo que haces y lo que aportas, sino también a nivel interno, para mantener unidos a los equipos, que es donde fallan muchos”.

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