este viernes 

La Maratón de Nueva York, del Criadero de Morsas, hace parada en el Arniches

19/10/2017 - 

ALICANTE. Entre la disyuntiva de irse al polo a criar morsas o pasar una hora corriendo y hablando sobre un escenario, Chechu Moltó y Joaquín Mollá, de la compañía Criadero de Morsas, optaron por el teatro.

-¿Cómo surge Criadero de Morsas?

 -(Joaquín) Sobre todo surge de la necesidad que teníamos, en un principio, en el principio de los principios, de trabajar, de hacer cosas. En la vida del actor, del artista, igual da que sea director, escritor, hay momento de parón y momentos de mucho trabajo. Y en esos momentos de parón, la desesperación por hacer cosas sigue siendo la misma que cuando tienes trabajo. Veniamos de una época un poco sin curro, un pelín desesperados, allí en Madrid [los dos actores de la compañía “emigraron” al Madrid de la industria teatral, cinematográfica y televisiva, al inicio de su carrera, ante la imposibilidad de tener una “carrera actoral” en Alicante, ciudad de origen de ambos], fue justo estando en Alicante, donde las cosas se ven desde otra perspectiva –debe ser por la humedad-, dijimos que esto ya no podía ser, que no podíamos continuar así. Habíamos trabajado juntos alguna vez, somos amigos desde hace mucho tiempo, pero en cosas muy puntuales, alguna grabación, alguna cosa de tele, y siempre habíamos tenido ganas de hacer algo juntos. Creímos, entonces, que era el momento de arriesgarlo todo, de ir a saco, de “si esto sale, vamos a flipar”. Ahí nació todo, de la necesidad de contar cosas y, sobre todo, de elegir nosotros el texto, en navidades de 2013, enero de 2014. No recuerdo si había pasado ya la Nochevieja… o estábamos nosotros en nuestra Nochevieja particular…

(Chechu) No, no, esto fue cuando volvimos para Navidad a Alicante… dieciocho vinos después, la realidad de cada uno es diferente. El caso es que tampoco es que 2013 fuera un mal año de trabajo [sea por los recuerdos afectados por el nivel etílico de las fiestan navideñas, sea porque los “momentos” de ambos habían sido diferentes durante aquel año, el tono de la conversación sigue siendo el de dos amigos recordando “batallitas”, más que el de dos profesionales de la actuación, batallitas contadas con una dicción perfecta y no exentas de recursos técnicos narrativos], no, yo creo que lo que más nos unió fueron las ganas de trabajar juntos, como ha comentado Joaquín. Habíamos coincidido en algún corto, en algún anuncio de tele, y después, tras miles de charlas, teníamos un gusto, un criterio, una sensibilidad por un tipo de teatro,  que nos hacía afines, más allá de la amistad y los vinos. Y sí que recuerdo, al menos esa es la parte de mi vino, que estaba trabajando, pero nada me llegaba a satisfacer, vivía dentro del “funcionariado del arte”. Pensé: tengo para pagarme las cosas, pero no estoy contando lo que quiero, no estoy contando como quiero, no trabajo con quien quiero… y este tipo de cosas, a nivel artístico, se me quedaba corto. Yo lo viví así: la necesidad de contar las cosas que yo quiero contar como artista. Ahora lo que quiero es, con mi compañía, con la gente con la que me entiendo a la primera, con las personas que tienen una sensibilidades y unas inquietudes similares a las mías, y además es mi colega desde hace tanto tiempo… cómo es que no nos hemos sentado y hemos dicho “por qué no hacemos algo juntos”, pues para algo tan absurdo como eso tardamos años. Eso sí, nos pusimos a ello en 2013, y en 2014 ya estrenábamos esta “Maratón de Nueva York”, en las Cigarreras. Y en las Cigarreras, y en Alicante, por nuestro propio empeño, porque como éramos “emigrados”, había mucha gente de nuestras propias familias, que nos habían visto por la tele, y dijimos, e insistimos [por gónadas, en sordina] en que todos los estrenos de Criadero de Morsas se hagan en Alicante, ya que queríamos estar en Alicante, pero no podíamos vivir [de esto] en Alicante.

-¿Y cada vez le podéis dedicar más tiempo a vuestro proyecto, a Criadero de Morsas, que a los proyectos externos que os llegan?

-(Joaquín) Tal y como va creciendo Criadero… va ocupando más espacio, más dedicación, ensayos, nuevas obras, girar…

-(Chechu)... y aparte, individualmente, cada uno podemos seguir nuestras carreras. A veces él tiene tele, yo tengo tele, que me llaman para Madrid, para una audición. Seguimos, pero sí que hay una cosa que se ha introducido en nuestras vidas y que ya es como nuestro hijo, somos padres, 365 días del año, de Criadero de Morsas.

Y vuestro hijo se ha hecho mayor…

(Al unísono, ya mezclando voces y memoria) … y le hemos dado hermanitos, que son las obras. Esta que presentamos el viernes, “La maratón de Nueva York”, fue el primogénito, nuestra primera producción, que ahora ha crecido, ha evolucionado, ya no es la que era cuando empezamos a entrenarla/ensayarla, se nos ha hecho mayor, sí. Por el camino le dimos un hermanito, en el que ya entró Morgan Blasco en la compañía, “Rasgar la tierra”, que ya hemos estrenado en castellano, y en enero se estrenará en valenciano, “Estripar la terra”, en Guardamar del Segura. Y ahora estamos en estado de buena esperanza, han pasado tres meses ya y, dentro de seis, en tanto que hemos sido seleccionados como la primera compañía residente del Premio José Estruch, en el Teatro Principal de Alicante, el 23 de marzo estrenaremos allí “Marcio”, una versión del “Coriolano” de Shakespeare. Es importante reseñar cómo en los próximos meses, toda esta actividad nuestra se va a centrar en Alicante, tanto de producción, como de representación.

[Un ratito más tarde en la conversación, ya casi  “fuera de micro”, Chechu y Joaquín quieren dejar constancia del cambio que han constatado en la vida teatral de la ciudad y su entorno en estos dos últimos años, en la efectividad del trabajo que están realizando gestores como Francesc Sanguino desde el Teatro Principal, o Alicia Garijo desde el Teatre Arniches, los nuevos equipamientos como las Cigarreras en Alicante, o el Escorxador en Elx, como un ambiente bullicioso, efervescente y, como no había pasado en mucho tiempo, con la sensación de que se puede crear ese nuevo público necesario para las artes escénicas, y la cultura en general, que, como gráficamente expresa Chechu, “no tenga que hacer una quedada un día para ir al teatro, después organizar una cena, continuar con… que sí, que eso está bien, pero que lo necesario es que la gente normalice el ir al teatro -al cine, a un concierto, a un museo- en su ritmo de vida habitual”]

“La maratón de Nueva York” no es una pieza cualquiera. Es una conversación entre dos amigos mientras entrenan para preparar esa maratón que es como una quimera. Un esgrima verbal como solo se puede dar entre quien tiene la confianza de la amistad,la misma que mantiene ocultos resquemores y secretos, emociones compartidas, luces y sombras, un texto del dramaturgo italiano Edoardo Erba, nacido en Pavía en 1954, y formado en el Piccolo Teatro de Milán.

“Roberto y Mario, dos amigos con historia, quedan dos veces a la semana para preparar la maratón de Nueva York y lo que parece ser un día de entrenamiento normal acaba por no serlo entre conversaciones sobre la vida y la muerte, las mujeres, el fútbol o la amistad, en definitiva, las temas que invaden la vida de las personas, vidas que bien podrían ser una huida hacia adelante”.

-¿Cómo llegó a vosotros el texto?

-(Chechu) Pues hay un elemento mágico, que queda un poco pastelón decirlo. Yo trabajo en la Muestra de Teatro de Autores contemporáneos, y uno de los traductores, que viene todos los años, me habló de esta obra, pero nos la pasó en portugués, no me preguntes por qué, no en el italiano original de la obra, no en castellano, o catalán [ la obra también se ha estrenado en Barcelona en esta versión], sino en portugués. Y justo en ese tránsito entre 2013 y 2014, paso unos meses en casa de un amigo -cosas de la vida-, y justo este colega me habla de una obra que su pareja había estrenado en Barcelona, y que nos veia a Joaquín y a mí en ella. Por la temática de dos amigos conversando de la vida, por el contexto del deporte -hace tiempo que también entrenamos juntos, yo he pasado de correr sin razón a hacer footing, jogging, y ahora soy runner…

(Joaquín) … yo siempre he odiado correr. Pero de repente vimos que tantas coincidencias nos llevaban hacia ella.

-¿Y la preparación? ¿Cómo se hace para estar corriendo y hablando al mismo tiempo, durante una hora?

¡Con mucho entreno y sufrimiento! Descubriendo dolores nuevos cada día durante los primeros meses de ensayarla… pero para comprobarlo, tendréis que ir al teatro.

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