LA NAVE DE LOS LOCOS / OPINIÓN

Dulce hogar

Pablo e Irene han encauzado sus vidas gracias a la política. El caso no es singular. Los ha habido y los seguirá habiendo. De comunistas furibundos pasaron a ser leales críticos de un sistema del que se benefician. Su chalé, blanqueado en una consulta popular, es otra prueba de la doble moral de Podemos. La impostura de sus dirigentes no tiene límites: sus hechos nunca están a la altura de sus hermosas palabras

4/06/2018 - 

VALÈNCIA. Vivir sale caro. Desde que te levantas no deja de correr el contador. La gasolina está de nuevo por los aires; prepara la cartera si eliges Renfe para viajar; con las eléctricas no hay quien pueda, hacen lo que quieren con la factura de la luz, por no hablar de las telefónicas, las de toda la vida y las nuevas, que cambian las condiciones de tu contrato cuando les place. El menú también me lo han subido. Y para colmo, los alquileres crecen y crecen como reflejo de un movimiento especulativo que recuerda a la burbuja inmobiliaria de la primera década de este siglo. Son los beneficios de la estupenda recuperación económica.

 La vida, decíamos, se ha puesto muy cara. La culpa cabe atribuírsela en parte al euro, un engaño colosal que tuvo como principal defensor al señor Rodrigo de Rato, exvicepresidente económico y hoy reputado delincuente. Para abrirse paso en esta situación compleja, cada cual hace lo que puede. Los hay que acaban trabajando en la hostelería con salarios de 500 euros y jornadas de doce horas. No parece que sea un destino laboral envidiable, pero los tiempos no están para exquisiteces. Si eres un joven cualificado y políglota con un grado y varios másteres, puedes irte a Londres a limpiar letrinas o a cuidar a niños que necesitan un profesor de español. Esta movilidad geográfica tiene sus partidarios entre algunos catedráticos de Economía. Otra opción es meterte dos años en un cuarto sin luz, y a ser posible sin ventilación, para preparar una oposición que nadie te asegura que vayas a sacar. Queda la vía ilegal de dedicarse al narcotráfico, opción que ha calado, con fuerza, entre algunas gentes del Sur peninsular.

Olvidaba una alternativa formidable para ganarse la vida: hacerse político. No se requieren estudios, siempre puedes falsificar el currículo y si te van bien las cosas puedes labrarte un patrimonio razonable en un periodo relativamente corto. Sólo se necesita una carencia absoluta de escrúpulos y acudir cada semana al gimnasio para entrenar el cuerpo y así realizar todas las genuflexiones necesarias ante el jefe de turno. Si uno se mete en política nunca debe decir que lo hace para forrarse o pagar la hipoteca. Por el contrario, hay que incidir en el coste personal que supone dar el paso de incorporarse a la vida pública, plena de sinsabores y desagradecimientos. Pero la vocación de servicio a los demás puede más —alegaremos— que la incomprensión que la política despierta a veces entre los ciudadanos.

 El político en ciernes debe tomar una decisión crucial para su porvenir: elegir el partido que mejor se adapta a sus expectativas y necesidades. La tradición familiar puede ayudar en esta elección. El recién llegado a la política habrá de fingir que aún existen las ideologías e inclinarse por el neoliberalismo, el conservadurismo, la socialdemocracia o la izquierda sin depilar. Le conviene disimular porque hay público, votantes, clientes en suma, que todavía se creen semejante majadería. Pero sólo existe una ideología, y es la ideología del dinero.

Dieron respuesta a la demanda del 15-M

La oferta electoral se renovó no hace mucho —como los estantes de las firmas de moda cada nueva temporada— con la aparición de Podemos y Ciudadanos, dos partidos que han envejecido pronto y mal, especialmente el primero. Podemos fue idea de un grupo de profesores de la Universidad Complutense que no deseaban llegar a la cuarentena sin tener todos los gastos cubiertos a fin de mes. Madrid es una ciudad muy cara y hostil para quien anda tieso de dinero. Pragmáticos como son, los Iglesias, Errejón y Monedero se aplicaron a vender un producto atractivo porque constataron que había una demanda insatisfecha desde el 15-M. Lo llamaban indignación, hastío por la vieja política, el “no nos representan”. Y les comenzó a ir bien; poco a poco se hicieron un hueco en el mercado político hasta que estos teóricos revolucionarios entraron en el Parlamento nacional, símbolo de esa democracia representativa y burguesa que tanto decían detestar.

Al frente de Podemos hayuna partida de impostores. Estos savonarolas predican lo que no practican. Soninflexibles con las faltas de los demás e indulgentes con las suyas

 Pero ellos siguieron con su oratoria de descamisados, siempre prestos a denunciar la corrupción y la frialdad social de las derechas poniéndose del lado de los que más sufren, de todos aquellos que se ganan el pan con el sudor de su frente. El cuento funcionó durante un tiempo hasta que se vio que todos (Iglesias, Errejón, Monedero, Echenique y Espinar) era unos impostores. Estos savonarolas predicaban lo que no practicaban en sus casas. Eran inflexibles con las faltas de los demás pero muy indulgentes con las suyas.

El chalé es un escándalo ético y estético

La última de estas contradicciones, que pone al descubierto la hipocresía de la dirigencia de Podemos, ha sido el chalé que la familia Iglesias-Montero se ha comprado en la sierra de Madrid por más de 600.000 euros. Los propietarios del chalé recurrieron a la militancia para lavar su mala conciencia. Necesitaban que las bases blanquearan una decisión que no sería censurable en otras personas pero que suponía un escándalo viniendo de esta pareja de justicieros. No ha sido ético ni estético. Un tercio de los que participaron en la consulta les afeó la conducta. Sin embargo, la familia Iglesias-Montero —que funciona en la práctica como una sociedad anónima— se congratuló por el “contundente” respaldo recibido.

La pareja ha vuelto por donde solía, como si nada hubiera ocurrido, como si sus ingresos no hubiesen crecido de manera excepcional desde que se dedican a la política. Mi amigo Vladímir me susurra que Iglesias-Montero, S.A. se levanta al menos 12.000 euros mensuales, muy lejos de lo que cobran la mayoría de sus votantes, que además no disponen de un hermoso jardín ni una piscina para relajarse después de una jornada agotadora. Pablo e Irene han prosperado felizmente gracias a la crítica de un sistema del que son beneficiarios.

La historia es generosa en casos como el protagonizado por estos jóvenes excomunistas. Los revolucionarios siempre acaban dándose cuenta de que en la calle hace frío y que a toda la gente le gusta vivir bien. Aspirar a una vida confortable es una meta difícilmente rebatible. Lo malo es cuando utilizas un doble lenguaje y te haces pasar por lo que no eres, vendiendo una mercancía de contrabando ideológico para engañar a la gente. Expertos en ardides, han conseguido lo que se proponían, es decir, escalar posiciones para que cuando la marea suba (la marea son las inclemencias del capitalismo) no les alcance a ellos ni a sus mellizos. Y como sucede en Hispanoamérica, el hombre siempre podrá nombrar sucesora a su mujer si vienen mal dadas. Esta posibilidad queda abierta. Por algo Irene y Pablo, Pablo e Irene, tanto monta monta tanto, son admiradores del peronismo argentino.

 ¡Qué tíos!

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